Descripción
Introducción
El término cueva natural hace referencia a cualquier tipo de vacío subterráneo que no sea de origen antropogénico. En la mayoría de los casos, las cuevas naturales derivan de procesos de corrosión y disolución química de rocas solubles, como la caliza, la dolomita, el mármol, la creta, la sal gema y la caliza, así como de procesos de erosión física y mecánica.
Menos representadas, pero aún adscribibles al tipo de las cuevas naturales, están también las cavidades tectónicas (cavidades dispuestas a lo largo de fracturas o fallas y abiertas progresivamente bajo la acción de la gravedad) y los "tubos" de lava.
Desde un punto de vista puramente espeleológico, para que una cueva se defina como tal y se incluya en un catastro específico, debe ser transitable por el hombre y tener un desarrollo lineal superior o igual a 5 m; además, la dimensión transversal de la entrada no debe superar la profundidad.
REGISTRO DE CUEVAS
El establecimiento del registro de cuevas y zonas kársticas en la Provincia de Trento fue previsto por la Ley Provincial nº 37 de 31/10/1983 (Protección del patrimonio mineralógico, paleontológico, paleontológico, espeleológico y kárstico); el artículo 14 de la citada ley encomienda al Consejo Provincial la promulgación de normas relativas al establecimiento, funcionamiento, actualización y acceso al propio registro.
El catastro de las cuevas del Trentino se activó oficialmente el 14 de marzo de 2008 mediante resolución específica del Consejo Provincial (se adjunta el reglamento aprobado por el Consejo).
Las primeras noticias de cierto contenido científico sobre las grutas de nuestra provincia se pueden atribuir a ilustres naturalistas como Stenone (n. 1638 - m.1686; Bus della Giazzera cerca de Ronzo -Chienis) y Antonio Stoppani (n. 1824 - m. 1891; Pozzi glaciali di Nago e Vezzano).
Históricamente, sin embargo, el catastro se inició en los primeros años del siglo pasado, principalmente por naturalistas y geógrafos, entre ellos Cesare Battisti, y excursionistas afiliados a grupos espeleológicos del SAT (entre los más activos estaban los grupos de las cuevas de Mattarello y Riva). En el período comprendido entre los años 50 y la actualidad, el catastro estuvo a cargo inicialmente del Museo Tridentino de Ciencias Naturales y después de la Sociedad Tridentina de Montañeros, pero en la actualidad la responsabilidad directa, basada en la normativa mencionada, se confía a la Provincia Autónoma de Trento y en particular al Servicio Geológico.
Desde hace varios años, el Servicio Geológico ha venido adquiriendo datos sobre las cuevas de la provincia con la colaboración de la Società Alpinisti Tridentini, sobre la base de un acuerdo inicial válido para el trienio 2005 - 2007.
Los datos recogidos se verificaron, integraron y validaron con los datos y la información geológica presentes en los archivos del Servicio Geológico. Todo el material se utilizó finalmente para crear una base de datos informática que incluye también la digitalización de la información en papel y bibliográfica (sondeos, fotos, estudios anteriores).
El trabajo a realizar en los próximos años es, sin embargo, considerable, ya que la gestión del catastro de cuevas requiere un trabajo continuo de actualización, corrección e integración de los datos, ya que éstos son susceptibles de cambiar a raíz de nuevos descubrimientos exploratorios o de la profundización en el conocimiento científico del territorio provincial.
Los trabajos de actualización, corrección e integración de los datos catastrales también serán coordinados en el futuro por el Servicio Geológico, tal y como exige la normativa vigente, con la colaboración de la SAT.
El catastro histórico gestionado actualmente por la Società degli Alpinisti Tridentini tiene más de 2000 cuevas ya catalogadas, y se estima que existen otras 300-400 cuevas cuya localización exacta se desconoce, pero se presume su existencia, al menos en base a la información recabada de los habitantes de pueblos y valles o en base a los informes de excursionistas. En total, por tanto, existen en nuestra provincia más de 2300 cuevas de las que se tiene información más o menos detallada.
El catastro oficial del PAT incluye actualmente 1301 cuevas (considerando la actualización de 2024).
Hay varias razones por las que es sumamente importante prever la protección de las cuevas naturales.
En primer lugar, hay que decir que se trata de bienes medioambientales únicos e irrepetibles, que generalmente tardaron varios cientos de miles de años, si no varios millones de años, en alcanzar su conformación morfológica actual.
Además, las cuevas suelen estar conectadas con sistemas hidrogeológicos kársticos de considerable potencial y muy vulnerables a posibles fuentes de contaminación. Muchas ciudades de nuestro territorio se abastecen de manantiales conectados con sistemas acuíferos kársticos (por ejemplo, en los valles periféricos del Grupo del Brenta).
Las cuevas presentan también otros aspectos científicos, geológicos, geomorfológicos, histórico-culturales, paleontológicos y paleontológicos importantes. De hecho, no faltan ejemplos de cuevas frecuentadas en época prehistórica (Cueva de Ernesto en Grigno, Riparo Gaban en Martignano di Trento), en época histórica (Bus dei Preeri en Avio, Covelo di Rio Malo en Lavarone, Il Colo en Pieve Tesino, etc.). También se han estudiado importantes yacimientos rupestres con hallazgos de Ursus Spelaeus. Por último, cabe mencionar los recientes avances en el campo de las reconstrucciones climáticas de los últimos 500.000 años a partir de los depósitos de las cuevas (concreciones como estalactitas, estalagmitas, flujos, etc.).
En el territorio de la provincia de Trento hay más de 100 cuevas de más de 100 m de longitud, y al menos 15 de ellas superan los 1.000 m de longitud.
La mayor es la Grotta della Bigonda, cuya entrada se encuentra en el municipio de Ospedaletto, y que supera los 40 km de longitud en la vertiente norte de la meseta de Asiago.
Más de 50 grutas presentan importantes desniveles, entre 50 y 400 m. Entre ellas destacan el Abisso di Lamar (Terlago), el Abisso di Aladino (Daone) y el Abisso di Val del Parol (Brentonico).
Recientemente se han llevado a cabo varias exploraciones del Abisso del Laresot en el Grupo de Brenta, durante las cuales se alcanzó una profundidad del orden de 1.000 metros.
Hasta 133 de las cuevas más significativas, por su importancia científica, histórica y cultural, han sido incluidas en el Plan Urbanístico Provincial entre las invariantes, como elementos característicos de nuestro territorio desde el punto de vista medioambiental. Deben aplicárseles criterios especiales de protección, que se solapen con los ya previstos por la normativa vigente para todas las cavidades naturales incluidas en el catastro. Se estima que con la inclusión en el catastro de la mayor parte de las cavidades conocidas, el número de cavidades kársticas incluidas en el PUP como "invariantes" podría alcanzar y superar las 200.
En cuanto a las actividades futuras en el ámbito de la gestión del Catastro, además de las actividades de actualización de datos, se ha promovido la realización de estudios geológicos y estratigráficos en el interior de las cuevas, estudios hidrogeológicos para el control y seguimiento de los afloramientos de aguas subterráneas, reconstrucción de modelos hidrogeológicos de los principales acuíferos kársticos y reconstrucciones paleoclimáticas a partir de los depósitos de las cuevas.